A través de comunicado, el Colectivo de Ecosocialistas del Valle del Cauca con sede en Tuluá, realiza una campaña en contra de la quema de la caña de azúcar, por el deterioro de los suelos y la depreciación de la Fauna y la Flora. El comunicado es el siguiente:
Las autoridades ambientales han permitido que esta práctica se generalice sin ninguna justificación llamando a esta práctica como “quema controlada”
La “quema de la caña” se ha convertido en una de las prácticas del cultivo que genera impactos sociales y ambientales al ecosistema del Valle geográfico del rio Cauca de forma permanente y que contribuyen a acelerar los procesos de desertificación que el monocultivo de la caña de azúcar de por sí genera en el mediano plazo para la región. Diferentes estudios realizados por investigadores han calculado que la quema de la caña, que para el año 2002 se quemaban aproximadamente el 80% de la caña cosechada, es decir, unas 155 mil hectáreas de las 195 mil que para ese año se cosechaban. En la actualidad, esto podría significar que una quema anual para los últimos años en promedio puede llegar a 165 hectáreas que equivalen al 70% del área total cosechada que para el año 2013 eran de 235 mil hectáreas. Esto en términos prácticos significa una quema diaria de 500 hectáreas.
La producción de CO2 para el Valle se calcula entre 12 y 20 toneladas lo que significa que se están aportando al calentamiento global de la región una carga de entre 6.000 a 10.000 toneladas diarias de CO2 a la atmósfera y lo que esto lleva es a la producción de una gran cantidad de efectos en la atmosfera, como el incremento de los niveles de material particulado, (PM 10), por encima de lo permitido. Igualmente esta situación ha generado la pérdida de luminosidad, retardando el proceso de la fotosíntesis en las plantas y que afecta principalmente a la vegetación de las montañas de la cordillera central en el Valle geográfico.
Adicionalmente, los efectos de la quema de la caña llevan a la difusión en la atmósfera de la “pavesa” en las ciudades y centros poblados de los municipios, que como lo sabe y lo percibe la población que lo sufre, afecta su bienestar y deteriora no solamente las fuentes de agua, si no que ataca con enfermedades como las infecciones respiratorias agudas y que preferencialmente, incide en las personas más vulnerables de la población como son los niños y los ancianos, así como también daña los techos de las viviendas, deteriora la ropa y produce enfermedades pulmonares en la población trabajadora como son los corteros de caña.
La autoridades ambientales, la Corporación Autónoma del Valle, CVC, y las Corporaciones del Cauca y Risaralda y el Ministerio del medio ambiente, han permitido que esta práctica se generalice sin ninguna justificación y dan un cubrimiento con apariencia de “control científico” de los efectos, llamando a esta práctica como “quema controlada”, que no tiene explicación posible en las actuales condiciones de cambio climático.
Por todo lo anterior, como una manera de acercarnos a una acción que detenga la quema de la caña, proponemos que se discuta sobre la construcción de un movimiento de los pobladores de los municipios afectados que busque detener la práctica de la quema y que se encuentra asociada a la utilización de glifosato como madurante para lograr cosechar más rápidamente y obtener y acrecentar las ganancias de los ingenios azucareros, práctica que también debe revertirse por sus efectos cancerígenos en la población, como ya lo ha reconocido el gobierno de Santos.
Esta campaña estaría dirigida preferentemente a los trabajadores, a los profesores y maestros de la región, a los trabajadores de la salud, a los trabajadores de las empresas de aseo, a los sindicatos, a los empleados de las administraciones municipales, a los empleados bancarios, a los trabajadores de las industrias y de forma preferente con un mensaje dirigido a los jóvenes de los colegios y a las mujeres presentes en los barrios populares y a los pobladores de los corregimientos de las ciudades de Palmira, Candelaria, Florida, Pradera, San Pedro, Tuluá, Buga, Guacarí y El Cerrito. También buscaríamos asociarnos a organizaciones que han venido luchando contra la quema como son las de Risaralda y buscar contactos con los pobladores de Puerto Tejada, Villarica, Guachené, Corinto, Miranda y Caloto. Igualmente, sería muy importante buscar la participación de los indígenas y de las comunidades afrodescendientes de los municipios, principalmente del Cauca.
Las tareas estarían centradas en actos de educación de la población, reuniones, donde haya condiciones para impulsar y desarrollar asambleas en barrios de los trabajadores. Igualmente, durante el período de ejecución que en una primera etapa que concluiría en diciembre del presente año, se buscaría convocar a los periodistas y comunicadores de la región, a los sindicatos para que se pronuncien sobre los efectos que tiene la caña en el territorio del valle y puedan firmar cartas dirigidas a las autoridades ambientales y de los gobiernos municipales, para que detengan la quema de la caña y la utilización de glifosato en la región.
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