Los ambientalistas del Eje Cafetero están preocupados por los proyectos que se están gestando en la zona, programas, que según ellos, podrían afectar en gran medida al medio ambiente.
Construcciones cerca de reservas naturales
Se ha cuestionado la compra de predios cerca de reservas naturales o de pequeños pulmones de la ciudad. El primer caso es el del proyecto de la biociudadela Tierraviva que tiene planes de construir viviendas en las inmediaciones de la Reserva Natural de Río Blanco en Manizales.
“Los daños podrían materializarse con la acción de los habitantes del nuevo proyecto generando tala de bosque nativo, posibles incendios forestales, perturbación lumínica y auditiva y una tasa de crecimiento de las aves que se reduciría mucho, además de generar una contaminación de las fuentes hídricas con aguas negras”, explicó el educador ambiental y líder social del corregimiento de Río Blanco, Ómar Vargas.
No obstante, en mayo pasado un juez suspendió la construcción de 2 mil 200 viviendas a 700 metros de la zona, estas hacían parte del proyecto Tierraviva. En Manizales, la Alcaldía busca comprar 1.100 hectáreas de tierra en la Reserva Forestal de Río Blanco para proteger la zona.
“Debemos reconocer cuáles son esas áreas catalogadas como de interés ambiental, cuáles tienen interés ambiental pero no están protegidas y cómo entre todos podemos protegerlas y disfrutar de los ecosistemas”, aseguró Javier Mauricio Naranjo, docente del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad Católica de Manizales.
En Pereira, aunque sin un caso tan mediático como el de la capital caldense, hay varios proyectos que han generado un impacto a nivel de biodiversidad y de reducción en los bosques, según lo indica Elsa Nory Echeverry Patiño, docente de la Facultad de Ciencias Ambientales, en el Programa de Turismo Sostenible de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP).
“Esto lo estamos viendo en el sector de Cerritos pero también en la zona urbana. Por ejemplo en reservas forestales cerca a la UTP. Todo esto está en revisión porque como el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) se cayó, están funcionando con el anterior que es más laxo y permite el acceso de construcción a estos lugares, acabando con los pequeños pulmones que hay dentro de la ciudad”, argumentó.
Preocupa la situación de la Reserva Natural de Río Blanco respecto a la construcción del proyecto de vivienda, biociudadela Tierraviva cerca de la misma. En el departamento de Risaralda, el monocultivo y las plantaciones forestales cerca de cuencas y microcuencas generan dudas respecto al impacto que puedan tener en el suelo, debido a la gran cantidad de agua que requieren.
El proyecto de minería en Salento ha generado toda una movilización para dar reversa a la decisión de un tribunal.
Monocultivos y reforestación
En el departamento de Risaralda hay preocupación por la siembra de pinos y eucaliptos en las cabeceras de las cuencas y microcuencas. Según Elsa Nory Echeverry esto tiene un impacto considerable en el suelo donde se plantan y en el consumo del agua.
Por otro lado, Echeverry también menciona que monocultivos de piña, caña y café están siendo abonados y fumigados con sustancias químicas peligrosas.
“Estas sustancias químicas llegan a las fuentes de agua y ponen en peligro la salud humana, tanto para las personas trabajadoras del campo, como para quienes viven en lugares aledaños”, indicó.
Este problema también se ve reflejado en el departamento del Quindío. Según el ambientalista Néstor Jaime Ocampo, la explotación de los monocultivos de pinos y eucaliptos está a cargo de una compañía extranjera.
“Las empresas que siembran son la multinacional irlandesa, norteamericana y holandesa Smurfit Kappa Group, que en Colombia se llama Smurfit Kappa Cartón de Colombia y aquí en la región se llama Reforestadora Andina, que ni es reforestadora ni es Andina”, aseguró.
Este tipo de monocultivos, según los ambientalistas consultados, afectan las fuentes hídricas y en el caso de Salento, se vería afectada la fuente de la que el 64% del territorio del Quindío se abastece de agua.
La minería en Salento
En el municipio de Salento, en el departamento del Quindío, los ambientalistas y la comunidad en general están en vilo, ya que a inicios del mes pasado el Tribunal Administrativo del Quindío anuló un acuerdo municipal que prohibía la minería en esa región.
Este acto fue demandado desde la Gobernación del Quindío, ya que la entidad pide que haya legalidad en estos trámites, pero sostienen que los municipios no pueden crear normas sobre el subsuelo, ya que este es propiedad del Estado colombiano.
El gobernador del Quindío, Carlos Eduardo Osorio, expresó que no quiere ver el departamento lleno de megaminería.
“Hay que hacer respetar el convenio con la Unesco donde se habla de que no se hará megaminería para proteger el Paisaje Cultural Cafetero”.
El sábado 6 de julio se realizó en el municipio una marcha y un concierto en contra de la minería. De acuerdo con el alcalde de Salento, Juan Miguel Galvis, este pacto busca visibilizar su inconformidad a nivel nacional.
Algunos movimientos en pro del medio ambiente aseguran que el 60 por ciento de ese municipio tiene algún tipo de potencial de explotación minera.
“La minería es apenas una manifestación de ese modelo económico extractivista. Modelo que ve los territorios como simples bodegas de materiales naturales y sociales, para explotar y enriquecer a unos pocos”, indicó el ambientalista Néstor Jaime Ocampo.
Fuente: RTVC
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