RCN La Radio | Bogotá D.C. | 27 AGO 2018 – 6:02 am
Indignación generó la agresión que se presentó en el interior de la Catedral La Inmaculada Concepción de Armenia, cuando el padre Nelson Iván Zuluaga, quien presidía una ceremonia de bautismos, le propinó una palmada a Blanca Santana de 24 años de edad, quien manifestó que solo estaba grabando con su celular los momentos del bautismo de su sobrina que se celebró este domingo.
“Yo solo estaba a un lado del templo, no estaba interrumpiendo el paso ni la misa, además, tampoco estaba haciendo ruido, cuando de pronto sentí la palmada en el brazo que fue muy fuerte”, aseguró la mujer agredida.
Blanca Santana expresó, “Me dejó el colorado en el brazo y el susto siempre fue grande porque yo con nueve meses de embarazo me da miedo cualquier golpe”.
Las personas que se encontraban en el templo se mostraron asombradas ante la acción del sacerdote, y de inmediato muchos empezaron a percatarse de cómo la mujer se quejaba del dolor y lloraba por lo sucedido.
El hermano de la mujer golpeada, Jorge Santana, indignado le reclamó al padre diciéndole que él no era el papá de su familiar para que la golpeara de esa manera.
“Yo le dije que cómo se le ocurría agredir a una persona cuando tiene que dar ejemplo y más siendo un sacerdote”, agregó Jorge Santana.
Jorge aclaró que el padre Nelson Iván Zuluaga se acercó después a ofrecer disculpas a su hermana, pero que, ante la indignación, ella decidió retirarse sin mediar palabras.
El hecho no quedó así y luego de que terminara la ceremonia religiosa, Jorge Santana se reunió con el padre protagonista de la agresión y el párroco de la Catedral de Armenia.
El padre Carlos Arturo Quintero, administrador diocesano, pidió perdón a la familia a nombre de la iglesia por el acto de agresión y manifestó que se reunieron con el sacerdote y el hermano de la agredida, donde el Padre Nelson Iván Zuluaga reconoció que se dejó llevar por la impaciencia y pidió de nuevo perdón por lo ocurrido.
“Lo que el padre dice es que él si se acercó donde la mujer y le propinó una palmada. Nadie tiene porque hacer este tipos de actos en lo absoluto y hoy pido perdón porque los sacerdotes tenemos que ser testigos de amor, de misericordia y de paciencia, pero a veces nos dejamos llevar por esas fibras humanas que pesan mucho, pero eso no justifica nada”, expresó el padre Carlos Arturo Quintero.
El administrador diocesano resaltó que no hubo versiones encontradas y que desde éste momento seguirá asumiendo los bautismos para evitar éste tipo de hechos. También rescató que ya hubo un acto de arrepentimiento y de reparación al presentarse un encuentro tranquilo y en paz entre las partes.
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