“Todo ha adquirido una velocidad inusitada que a menudo desafía hasta a las personas más amantes del cambio. Nuestra época se caracteriza por esa aceleración de los tiempos en todos los campos”. Esto lo asevera el presidente del gobierno español Pedro Sánchez en “Manual de Resistencia”, memorias de su actividad desde la crisis de su partido -el PSOE- en 2016, hasta su posesión como primera autoridad ejecutiva de los españoles.
Y eso es cierto… menos en Colombia. Apenas el pasado viernes 28 de junio fue sancionada la Ley 1962 aprobada por el Congreso hace rato y que es toda una revolución en la administración pública de este país. Es que autoriza a las Regiones Administrativas de Planificación -RAP-, de las cuales ya hay cuatro creadas, para que puedan ser convertidas en Regiones como Entidades Territoriales -RET-; es decir, que entran dentro de la categoría de los departamentos, municipios y distritos que menciona la Constitución Nacional como entidades territoriales de pleno derecho, o sea, autónomas. Entramos, pues, a ser un país de Regiones (¿Federal?). Esta ley es la partida de defunción de los departamentos… que son ya obsoletos.
Es increíble que aquí nos hayamos gastado 28 años para comenzar a volver realidad lo que la Constitución del 91 aprobó. Y si no hubiera sido por la terquedad de los dirigentes de la Costa Caribe -con el doctor Eduardo Verano De la Rosa, actual gobernador del Atlántico, a la cabeza- no tendríamos hoy este escenario. Porque hubo casi veinte intentos de proyectos de ley… que fueron a parar al cesto de la basura. Solo mediante la Ley 1454 de 2011 -Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, LOOT- se dio a luz lo conseguido en los duros debates de la Asamblea Constituyente entre los que querían acabar con los departamentos, por desuetos, inútiles y extraños a nuestra herencia administrativa (son una institución afrancesada, no de España, de donde sí recibimos la figura de las Provincias) y los que querían mantenerlos… que fueron todos los caciques empotrados en sus capitales.
Y que aquí los tiempos son más lentos que en el resto del mundo lo comprueba una vez más el texto de la reciente Ley 1962, porque este nacimiento de las RET… solo podrá darse a partir de 2022. Las RAP deben de funcionar al menos cinco años para solicitar esa conversión. O sea que la RAP del Eje Cafetero, recientemente conformada, solo podrá ser completamente autónoma en 2024. Claro que aquí los cartagüeños y nuestros otros 17 municipios vecinos tenemos un tiempo que podremos emplear en tratar de arreglar las cargas: es que -lo repito por enésima vez- a solo cuatrocientos metros de la sala de recibo de Cartago, el Parque de Bolívar, comienza no solo otro municipio (Pereira), otro departamento (Risaralda), sino otra Región. Y la capital de la del Pacífico, Cali, queda en la quinta con porra, a 200 kilómetros mal contados… y absurdamente pertenecemos desde el punto legal a ésta y no a la que está al otro lado del río De la Vieja.
Mientras tanto -lo dice el texto de la Ley 1962, al final- el Congreso de la República, a iniciativa del gobierno nacional, en un plazo máximo de 12 meses a partir de la promulgación de esta ley, expedirá un código de régimen departamental y un código de régimen municipal que integre y armonice la legislación vigente sobre la materia. Pues ojalá este gobierno -que no parece entender cuáles son las verdaderas prioridades de nuestro país (lo prueban sus fallidos intentos de tumbar a Maduro, de acabar con la JEP y de ponerle palos en las ruedas al proceso de paz)- haga caso a esta orden del legislativo. Y allí tendríamos todos los provincianos, que en este país somos mayoría, una gran oportunidad para cambiar la manera de crear esas RAP, que lo deben ser entre dos o más departamentos (se supone que completos), aunque existe otra manera más lógica y justa de hacerlo.
Y aquí va -también por enésima vez- nuestra propuesta para todo el país: que las Regiones sean conformadas por la unión entre Provincias y, para eso, hay que volver obligatoria la existencia de las mismas en los departamentos que lo ameriten, no solo por su extensión geográfica, sino por su población. Y eso se puede hacer con un nuevo código que reglamente el funcionamiento de esos departamentos… mientras desaparecen del todo. Y que nuestro Norte sea el prototipo, el laboratorio en donde se experimenten todas las bondades que esta reaparición institucional de las antiguas Provincias (como la llamó el ex presidente Lleras Restrepo) traería a todo el país, avanzando en el proceso de descentralización, que se paralizó al llegar a las capitales de los departamentos.
Coletilla: En el libro mencionado, el Presidente Pedro Sánchez dice que: “Rivera y yo hablamos entonces de una reforma constitucional para alumbrar una España federal y eso entraba en su visión de España, mucho más progresista que donde se ha situado ahora. Es cierto que había un intento de recentralizar ciertas competencias, pero en un marco federal (…)”. Este diálogo con el jefe del partido “Ciudadanos” fue privado, hace más de un año y antes de ser elegido Sánchez como Presidente del Gobierno español. Vea pues. En esta misma página salió el 24, 12, 2017 -recién pasadas las elecciones en Cataluña que ganaron los independentistas- un artículo que titulé: “¿España federal?”. Conste que solo ahora me entero de esta conversación entre ellos. Cobro esa.
Gustavo García Vélez | CiudadRegion
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