Hay una base más o menos confiable para la distribución de los cartagüeños por estratos socio-económicos y es la de las Empresas Municipales. Esta entidad posee la cifra total y exacta de los suscriptores clasificados en seis estratos. Y la sorpresa -al menos para mí- es que en Cartago hay estrato 6. Muy reducido, pero existe: apenas 108 suscriptores, que representan dentro del total solo el 0.27%. Y si multiplicamos por 3.5 (que, según la misma EmCartago, es el número de personas que habitan cada casa), resulta que son 379 los más ricos aquí.
Y no creo que todavía sea “El Prado” el barrio más exclusivo de nuestra ciudad -como lo fue hasta hace dos décadas-, desde su construcción a comienzos de los años 60´s del siglo pasado. Sobre todo, después de las últimas inundaciones por la filtración de las aguas del río “De la Vieja” a través de las alcantarillas, que no por desbordes de su cauce, pues para algo debieron de servir los más de $600 millones que costó el muro de contención construido hace ya varios años. Esas inundaciones muy seguramente afectaron negativamente los precios de las casas de ese barrio, lo que incide en su estrato.
Esos datos de las Empresas Municipales -repito que por número de sus suscriptores y no por habitantes- son los siguientes:
Si multiplicamos el total de estos suscriptores, que suman 39.996, por 3.5 que es la cantidad establecida por EmCartago de habitantes para cada residencia, nos da un total de 139.986 personas, cifra muy cercana a la que se obtuvo en el último censo de la ciudad.
Tienen allí una buena base de estudio los sociólogos que, como lo dije en mi anterior comentario, deberían ocuparse de este tema, que es el presente de Cartago. Claro que no puede ser la única fuente, porque existen otras consideraciones que necesariamente tienen que ser tenidas en cuenta para la proyección de nuestro futuro. Para señalar caminos, que es la función esencial de esos profesionales… como también para quienes fungimos de comentaristas públicos, pero sin fingir (y valga este juego de palabras), sin ocultar y ni siquiera maquillar las dificultades, los problemas que sufrimos y que, por lo demás, son consecuencia propia del crecimiento. Hasta en el de los humanos, éste duele.
Y si hacemos una distribución de esos estratos por clases sociales -este ejemplo, lo reconozco, puede ser arbitrario para algunos- nos resultan estas cifras:
De tal manera que Cartago está sustentada en la clase popular y en la media, siendo esta última mayoritaria por solo 9.404 personas. Son estas unas frías y escuetas cifras, que quedan allí para que todos “les echemos lápiz”.
La pregunta obvia, al menos para mí, es si continuamos como con la moda de algunas mujeres, que se mandan hacer la liposucción o se colocan prótesis de silicona, cuando los exámenes médicos previos dictaminan que tienen muy graves problemas intestinales o que ya les salieron unos sospechosos bulticos en los senos.
Por eso, preguntemos: ¿Necesita Cartago más cemento “maquillador”? O miramos primero qué puede haber por debajo, sobre todo en los aspectos sociales… que son muy preocupantes. Y de esto, del tejido social -es bueno precisarlo y recordarlo- se viene ocupando desde hace rato el candidato a la alcaldía, ingeniero Benjamín Agrado Restrepo… que tiene también vocación de sociólogo.
Coletilla 1: Este artículo fue leído la semana pasada por mi espacio de los miércoles del noticiero matinal de Radio Robledo, en el programa del ingeniero Agrado. Parece que ha causado interés: varios amigos que no lo escucharon me han pedido copia. Y como entiendo que las audiencias de ese noticiero y los lectores de esta página web son diferentes, he decidido que se conozca también aquí. Creo que el tema lo amerita.
Coletilla 2: El sociólogo Andrey Salazar Zuluaga, egresado de la Universidad del Valle (nacido en Argelia y por lo tanto norteño, criado en Cali), es uno de los lectores de esta página y me ha enviado su concepto sobre el tema del tejido social. Mi enfoque inicial ha sido más o menos antropológico -formación que yo no tengo-, digamos que de sentido común, enfocado sobre las herencias culturales de todos los que habitamos hoy a Cartago, de todas las “hebras” que componen nuestro tejido social. El aporte de Andrey, como sociólogo (tampoco lo soy), será leído el próximo miércoles en mi espacio radial y publicado aquí la semana entrante. Y es, por supuesto, más profundo enfocando no solo la teoría -las definiciones- sino la praxis, su propia experiencia.
Coletilla 3: Da mucho que pensar -y hasta queda un sabor amargo- que toda la voluntad de muchos colombianos se concentre en la participación de nuestro país… en un campeonato internacional de fútbol. No existe el mismo interés por conseguir una paz verdadera; o por lograr la erradicación de la corrupción en la administración pública; o en luchar en contra de la tala de nuestros bosques. Qué tristeza. Asombra también la popularidad que está teniendo el tema L.G.B.T.I. Las marchas en las capitales lo demuestran. Ignoro que quiere decir la I que le agregaron: si impotentes, infértiles… o incestuosos.
Gustavo García Vélez
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