Algunos dirán que ciertos comportamientos de los últimos tiempos son el resultado de los efectos sicológicos que ha producido el estrés por el encierro y el temor de contagiarse. Pero no. Desde hace rato algunos personajillos que aspiran a ser presidentes de la República han dado muestras fehacientes de su verdadero perfil, porque si bien es muy fácil descrestar con lecturas de ayer (y hasta de antier), también es cierto que no se puede disimular el talante… por más que se quiera. Ahí no caben las simulaciones.
Uno de ellos es el actual ministro de defensa, personaje que se cree… más de lo que es. Circula por las redes sociales una perfecta descripción de su carácter, hecha por Carlos Patiño Millán, la que también firmo con decisión, porque en artículos anteriores he manifestado algo parecido. Dice esto: «No soporto escuchar a Carlos Holmes Trujillo García. Todo en él es impostado: su tono falso, su grandilocuencia ficticia, su pose simulada. Ministro de a peso, político de nada, faro de nadie. Lo oigo y pienso: es un vulgar reloj de imitación, un cheque chimbo, un trago adulterado, un arroz con pollo rancio, un libro pirata al que le faltan páginas, un museo desvencijado hecho con la cera de sus oídos».
Otro de estos especímenes de la fauna política colombiana es el procurador general de la nación. Su fama se debe a que fue uno de los líderes del movimiento estudiantil que, a comienzos de los años noventa del siglo pasado, promovió la Asamblea Nacional Constituyente como una manera de adentrar al país a una nueva era. Precisamente el entonces presidente de la república acuñó su frase de «bienvenidos al futuro». Después de eso, lo han paseado por diferentes cargos hasta llegar al actual. De él dice Gardeazábal que es como la monja superiora, que se inventa regaños para que las alumnas del convento se comporten como ella quiere. Está pendiente del último escándalo por la mañana… y por la noche sale en todos los noticieros amenazando con sanciones.
Pero no menos chistoso y chiflado es el contralor general de la república, casado con la hija de quien se señala de haber sido uno de los dos que defraudó el fisco del departamento de Caldas, político hoy en ejercicio que preside al partido conservador. Y ese solo ambiente da para desconfiar de muy posibles contagios del virus de la corrupción. De manera sospechosa, se ha hecho el manuelo con las investigaciones de los discípulos (as) de ciertos caciques (y cacicas), que le patrocinaron y lo empujaron para que fuera elegido en ese cargo. Pero sí se rasga las vestiduras en tratándose de supuestos malos manejos -que todavía no están probados- de los dineros empleados en dar soluciones a las necesidades de las clases populares por efectos de esta crisis.
Y la cosa no se queda allí. El título lo puse porque me acordé de una serie famosa, hecha hace años con el humor ramplón de los gringos. Pero la lista de chiflados entre los hombres y mujeres públicos de este país es mucho más larga, porque hay que incluir al exvicepresidente y embajador en Estados Unidos; a la ministra de relaciones exteriores; a dos senadoras del partido de gobierno; al anterior alcalde de Bucaramanga; al actual de Cali (dice abrirá los grilles para que bailen en la calle… porque circula aire y no hay contagios). En fin. Y esta es la generación de relevo en la conducción de los destinos de Locombia. Dios nos tenga de su mano.
Habrán notado ustedes amables lectores, que me he abstenido de emplear las mayúsculas para los cargos -indudablemente trascendentes- que ocupan los mencionados. Es a propósito, porque uno hace importante el puesto… y no al revés. Como tampoco se es por lo que el padre fue. Los talantes y las inteligencias son personales y no heredadas, aunque algunos genealogistas digan otra cosa.
Y el colofón -la tapa de la olla- es el círculo que le sopla al oído la soluciones al presidente. Porque cuando había muy pocos contagiados nos mandaron a todos a encerrarnos en cuarentenas seguidas. Y ahora que se superan los 1.000 diarios… sueltan a toda la gente a la calle, con el argumento (que sí, no hay que menospreciarlo) de que la economía se tiene que reactivar. Y uno se pregunta el porqué no esperaron a que la tal curva comenzara a bajar, como lo propuso desde un comienzo la alcaldesa de Bogotá… que sí ha demostrado saber en dónde es que ponen las garzas.
Coletilla 1: El Maestro Carlos Tulio Suárez Gutiérrez -que como egresado de la facultad de artes de la Universidad Nacional… no es precisamente de derechas- me expresó su extrañeza porque en mi artículo de la semana pasada hablé del trapo rojo que muestran en las fachadas de sus casas algunas personas. Él seguramente detesta los noticieros de televisión y no había visto esas imágenes de los casi indigentes protestando por la falta de ayudas en esta epidemia. Eso me puso a pensar en dónde está el trapo rojo del Partido Liberal (en el que he militado, siguiendo la herencia de mi abuelo materno, un adolescente guerrillero de sus filas en la Guerra de los Mil Días), que tanta bulla generó hasta hace una década. Sus actuales dirigentes… en qué hueco lo metieron. O lo enviaron a la estratosfera ayer sábado.
Coletilla 2: Protestas han generado las medidas contempladas para algunas ciudades -como Bogotá, Cali, Cartagena- en donde se extendió la cuarentena, al contrario de Medellín que desde este lunes abre prácticamente todo su comercio, aunque con rigurosas medidas de distanciamiento social aceptando sólo un tercio de su capacidad para atender clientes y completa sanidad y comprobación de que ninguno tiene siquiera sospechas de estar contagiado. Es como el premio a la disciplina de los paisas, que de eso sí saben. Todo esto es la lógica consecuencia de estar todos…ras con ras.
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