Las formas legales de organización empresarial son las diversas maneras en que una empresa se constituye y opera según la legislación vigente del país en el que se encuentre la misma. Es decir, se trata del tipo de sociedad o entidad jurídica que se planea instaurar con la finalidad de desarrollar la actividad económica.
La forma legal de organización empresarial es uno de los aspectos más importantes que se debe considerar al momento de crear una empresa. El establecimiento de este aspecto es un requisito indispensable para llevar a cabo cualquier tipo de actividad económica, ya que tiene implicaciones desde legales y fiscales hasta contables, administrativas y financieras.
Entre algunas de las formas legales de organización empresarial más comunes se encuentran las sociedades anónimas, las sociedades de responsabilidad limitada y las sociedades de personas. Sin embargo, antes de tomar una decisión, es fundamental informarse acerca de las numerosas características, ventajas y desventajas de cada opción que se encuentra disponible, así como también de los diversos requisitos y trámites necesarios para su constitución y su correcto funcionamiento.
La elección de la forma legal de organización empresarial es una decisión clave para el empresario y su negocio, ya que determina una serie de condiciones bajo las cuales se desarrollará la actividad económica. Por esta razón, es conveniente buscar el asesoramiento profesional de un experto en derecho empresarial, una rama del derecho que se encarga de regular las actividades económicas de una persona o entidad dedicada al comercio, la industria y los servicios. Un abogado profesional que se especialice en esta área puede brindar orientación acerca de la forma legal más adecuada para cada caso específico.
Los servicios que ofrece un profesional en derecho empresarial incluyen el análisis de las características de las diferentes formas legales, la redacción de contratos sociales o estatutos, la realización de trámites, el asesoramiento sobre las obligaciones legales y formales, entre otros. Sin embargo, además de contratar a un experto en derecho empresarial, es útil informarse previamente acerca de las diferentes opciones disponibles para llegar a una conclusión de manera más rápida.
En primer lugar, una de las formas legales de organización empresarial más comunes son las sociedades anónimas. Este tipo de sociedades son aquellas en las que el capital social se divide en acciones, las cuales representan la participación de cada socio involucrado en el patrimonio de la sociedad.
Estas son constituidas a través de escritura pública, que debe ser inscrita en el registro mercantil correspondiente al país donde se establecerá la sociedad anónima. El capital social mínimo es diferente según la legislación vigente en cada país, sin embargo, suele ser superior al de otras formas legales de organización empresarial.
Por otro lado, las sociedades anónimas cuentan con algunas ventajas, por ejemplo, que permiten captar recursos financieros por medio de la emisión y venta de acciones en la bolsa de valores. Además, estas pueden ser negociadas libremente, facilitando la transmisión de la participación social. Por último, proporcionan una mayor protección al patrimonio individual de los socios, que únicamente responden por el valor de sus propias acciones.
Las sociedades de responsabilidad limitada son otra forma legal de organización empresarial que se constituye con regularidad. Estas sociedades son aquellas en las que el capital social se divide en participaciones, que no cuentan con la consideración de valores y que no es posible que se incorporen a títulos negociables.
Al igual que las sociedades anónimas, estas se constituyen a través de escritura pública, la cual es inscrita en el registro mercantil correspondiente al país donde se establecerá la misma. Sin embargo, el capital social que se necesita suele ser inferior al de las sociedades anónimas, siendo esta una de las principales ventajas que ofrecen las sociedades de responsabilidad limitada. Además, el proceso de constitución resulta mucho más sencillo.
Al mismo tiempo, este tipo de sociedades se encuentran sujetas a una menor regulación y control por parte de las autoridades administrativas y tributarias, lo que quiere decir que se deben cumplir menos obligaciones tanto legales como formales. Adicionalmente, permiten una mayor participación y control en la gestión de la sociedad por parte de los socios.
Otra de las formas legales de organización empresarial que existen son las sociedades de personas. Se trata de aquellas sociedades en las que el aspecto personal de cada socio posee una mayor importancia que el patrimonial. Los socios que forman parte de esta sociedad, responden personalmente por las deudas sociales, de manera ilimitada y solidaria.
A diferencia de los otros tipos de sociedades, estas pueden constituirse a través de contrato privado o escritura pública. Además, el capital social no cuenta con un mínimo legal establecido, sino que depende por completo de los acuerdos a los que lleguen los socios.
Por lo tanto, el capital social puede ser más bajo del que se necesita para otras formas legales de organización empresarial, además de también tener un proceso de constitución más flexible. Asimismo, este tipo de sociedades permiten tener un mayor nivel de confianza y colaboración entre los socios, al compartir tanto los riesgos como los beneficios de la actividad económica.
Además de las sociedades anónimas, sociedades de responsabilidad limitada y las sociedades de personas, también existen otras formas legales de organización empresarial que se deben tener en cuenta, ya que es posible que se adapten mejor a ciertas necesidades y características específicas de algunos empresarios y negocios.
Por ejemplo, existen los empresarios individuales o autónomos, los cuales son aquellas personas naturales que ejercen actividades económicas por cuenta propia, sin necesidad de constituir una sociedad o entidad jurídica. Además, también existen empresas unipersonales, que son entidades jurídicas constituidas por una sola persona que aporta todo el capital social.
Asimismo, también se encuentran las sociedades colectivas, en las que todos los socios responden de manera personal por las deudas sociales de forma ilimitada, solidaria y subsidiaria. Este tipo de sociedad posee características muy similares a las sociedades de personas, con la única diferencia de que cada socio es administrador.
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